miércoles, 3 de junio de 2009

Y no decir nada… para decirlo todo.

Hay ocasiones en las que una persona se siente de una manera o de otra identificado con algo o con alguien, encuentras una conexión especial que te deja… en muchas ocasiones sin palabras y que te saca una sonrisa en la cara. Cara que acaba por ponerse como si fueras un tontaina.

Y lo quieras o no contar, no te pueden salir las palabras porque estas tú, y nadie más que tú, y no serviría de nada contárselo a las paredes puesto que ellas tampoco te van a contestar. Pero aunque pudieran hacerlo, no te entenderían. Por alguna razón, esa iluminación lleva un código que la hace personal e intransferible, que la hace tuya, válida por y para ti mismo y solo para ti.

Sabes que es algo especial, y lo vives de manera intensa, lo sientes como si saliera de dentro de ti, pero en realidad lo que ocurre es que ha conseguido llegar a tu interior, sin que tu mismo te des cuenta de ello y sin poderlo parar. Sibilino y silencioso ha llegado tan profundo que a veces hasta parece que duele, pero al final siempre llega ese suspiro de descanso y descarga que libera todo lo que sientes y te hace subir un poco mas.

Incluso puedes llegar a temblar, a sentir, no miedo, ni temor, sino como un frio intenso que recorre tu espalda y ves que eriza los pelos de tu piel, y los sientes como electrizados, como vivos por si mismos y por fin se acaba todo, vuelves a tu mundo real. Y te das cuenta de que has vivido ese momento que te eleva a la enésima potencia y (sabes que) no decir nada te sirve para decirlo todo.

mirada perdida

Gracias Link por una gran fotografía

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